Pompeya, una ciudad impactante
Pompeya fue una ciudad de la Antigua Roma ubicada junto con Herculano y otros lugares más pequeños en la región de Campania, cerca de la moderna ciudad de Nápoles y situados alrededor de la bahía del mismo nombre en la provincia de Nápoles.
En el año 79 d. C. la ceniza del Vesubio sepultó las poblaciones de Pompeya, Herculano y Estabia en la Campania, y se consumó una de las peores catástrofes de la historia. Su dramática destrucción las ha convertido, paradójicamente, en el yacimiento más importante y mejor conservado de la época romana.
La ciudad permaneció en el olvido hasta que fue redescubierta en el siglo XVI. En 1748 comenzaron las excavaciones y desde entonces han sido desenterradas más de 45 hectáreas de terreno.
Las ruinas de Pompeya son muy extensas y es posible recorrer gran cantidad de edificios en los que los ciudadanos hacían su vida diaria, entre los que destacan algunos templos, la basílica, el foro y las termas, además de algunas casas de las más lujosas decoradas con frescos y mosaicos.
Uno de los edificios más curiosos es el lupanar o prostíbulo de la época en el que pueden verse las rudimentarias camas de piedra que utilizaban, además de algunos frescos y mosaicos con pinturas eróticas.
Durante las excavaciones, ocasionalmente eran hallados huecos en la ceniza que habían contenido restos humanos. En 1860, el arqueólogo italiano Giuseppe Fiorelli sugirió rellenar estos huecos con yeso, obteniendo así moldes que mostraban con gran precisión el último momento de la vida de los ciudadanos que no pudieron escapar a la erupción.
En algunos de ellos la expresión de terror es claramente visible. Otros intentan tapar su boca o la de sus seres queridos con pañuelos o vestidos tratando de no inhalar los gases tóxicos, y alguno se aferra con fuerza a sus joyas y ahorros.
El número actual de víctimas detectadas es de unas 2.000, y es de esperar que aparezcan muchas más en las partes de la ciudad que todavía no han sido excavadas.